Algunos padres deciden hablar sobre la droga y sus hijos

Es interesante ver los distintos tipos de padres que aparecen como monitores y motores de estos adolescentes de hoy.
Algunos negadores que salen a hablar más de ellos y de su moral, más preocupados con el qué dirán y con dejar en claro que "no tienen la culpa de nada" y que sus hijos eran o son perfectos.
Los que ni aparecen porque nunca están.
O los que ponen la cara con nombre y apellido y cuentan sus historias para que otros se identifiquen y aprendan a poner límites o a tomar cartas en el asunto antes que sea tarde.
Roberto Andreatini, Padre de Mauro: "Salimos a hablar porque queremos que los chicos tomen conciencia de lo que es el éxtasis y que no haya más muertes por estas causas."
Balbina Andreatini, Madre de Mauro: "Yo creo que mi hijo tomaba éxtasis pensando que no era una droga. Yo soy de las madres que revisa todo, y nunca le encontré nada raro a Mauro."
Según los Andreatini, el chico últimamente tenía un comportamiento extraño, cambiaba de estados de ánimo con facilidad, y dormía mucho más de lo habitual, por eso desde principios de año estaba haciendo terapia con una psicóloga.
Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y profesor de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA, contó a Clarín que hay sábados en los que en esa guardia atienden entre 12 y 14 chicos, todos por consumo de drogas y alcohol. Las mezclas varían. Según Damín, los chicos pobres consumen vino, paco, pegamento. Los de clase media y alta llegan por mezclar bebidas energizantes con vodka y éxtasis, cocaína o remedios antiparkinsonianos que les venden como si fuera éxtasis, ya que produce el mismo estado de excitación. "Hoy atendemos en promedio a seis chicos por día, cuando el año pasado eran cuatro -dijo-. Ya nos estamos preparando porque llega la época de las fiestas electrónicas".
En el diario terminan con esta frase: Custodiar a los chicos en su camino hacia la adultez es responsabilidad de todos.
Los chicos son responsabilidad de todos pero no solo es cuestión de custodiar, es cuestión de hacerse cargo. Falta responsabilidad y asumirla en toda su dimensión: no es ver sino mirar, no es preguntar sino escuchar de verdad, no es decir sino conversar... reflexionemos como mejorar nuestra relación con estos jóvenes que son el futuro ¿pero tienen futuro?

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