LA DROGA NO SABE DE CLASES SOCIALES

La droga no sabe de clases sociales ni de edades ni de nada.
La droga avanza y ya es imparable.
El tema no pasa por un dealer. Pasa por la voluntad de cada uno a decir que NO.
Un jefe policial en Buenos Aires decía ayer "En la Argentina, estamos en una guerra contra las drogas. En España, los especialistas nos dicen que los narcóticos en las fiestas electrónicas se llevan diez vidas por semana. Si no seguimos trabajando e intensificando los controles, ése puede ser nuestro destino"
La cumbia habla de droga.
El rock habla de droga.
La música electrónica genera el consumo de éxtasis para bailar sin parar.
Pero la culpa no es de la música, ni los boliches que ahora abren hasta el mediodía del día siguiente. El problema está en pensar porqué un joven cree que ESO es divertirse.
La pregunta no es quien vende, ni quien promueve esto ni quien se enriquece en el camino, sino porque los jóvenes no saben divertirse de otra manera.
Cada una de estas músicas se identifica con la clase baja, la media y la alta. Todas expresan a la NUEVA DIVERSIÓN más como aturdimiento que como verdadera expresión de alegría. La pregunta sería si tenemos que olvidarnos de todo para ser felices. Si tenemos que "darnos vuelta" para sentir que "la pasamos bien".
Si conoce a alguien que pasa sus fines de semana así, ayúdelo a reflexionar y piense qué le pasa de verdad.
La sustancia es solo eso: sustancia. El problema está en el que toma la sustancia y hace de ella su camino hacia la diversión... que no es tal.

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