Una triste realidad: mujeres ludópatas, cada vez son mas.

La mujer, cada vez más adicta al juego
Las tragamonedas y el bingo, sus favoritos
Por Fabiola Czubaj para LA NACION
Existe desde hace siglos, pero dejó de ser considerada un vicio para ser reconocida como una enfermedad hace apenas 18 años: es la adicción al juego, que llega a su mayoría de edad convertida en una gran amenaza para el universo femenino.
Cada vez son más las mujeres que, frente a las máquinas tragamonedas o los cartones del bingo, esperan sin límite de tiempo ni de dinero ese golpe de suerte que les cambie la vida.
"La adicción al juego sigue siendo un problema, principalmente, de los hombres, pero las nuevas investigaciones ya muestran que está creciendo la ludopatía en las mujeres. También sabemos que el tipo de juego es distinto: los hombres prefieren los caballos, los deportes y la ruleta, mientras que la mayoría de las mujeres eligen los slots o el bingo. Por eso se puede hablar de un juego femenino y uno masculino", explicó a LA NACION el licenciado Mauro Croce, especialista en adicciones de los Servicios Nacionales de Salud, de Italia.
Al jugador de ruleta, por ejemplo, le gusta el desafío, busca la adrenalina y es más narcisista. En cambio, la elección de las máquinas está más asociada con la depresión, la ansiedad y la necesidad de llenar un vacío.
Los expertos consultados coincidieron en atribuir esta feminización a una mayor oferta de salas y de juegos de pequeñas apuestas, además de la necesidad de una salvación económica, pero también social. Ludópatas en recuperación relatan que en el bingo se podían reunir durante el día con otras mujeres para jugar.
Según las consultas al 0-800 del Departamento de Ludopatía del Instituto de Juegos de Apuestas porteño, mientras que en 2008 las primeras causas del juego compulsivo eran la soledad, las pérdidas afectivas y los problemas económicos y familiares, el año pasado fueron la curiosidad, la soledad y los problemas económicos y familiares, pero con un aumento de casi tres veces de la desesperanza. Mientras que el anteaño se derivó al 45% a tratamiento, el año pasado la cantidad creció al 70 por ciento.
"En el país, se ve un desplazamiento del juego compulsivo masculino al femenino, sobre todo en las mayores de 50 años. La mujer siempre jugó un poco, pero antes lo hacía a algún número de la quiniela y con los pocos pesos de algún vuelto. Hoy, la enorme mayoría opta por las tragamonedas", indicó el doctor Hugo Marietan, médico psiquiatra y docente de la UBA.
El especialista explicó también que, en general, la mujer se vuelve adicta con más facilidad que el hombre, pero con más intensidad y fanatismo.
Hace cinco años, una mujer de 56 llegó a su consultorio con una historia que su familia ignoraba, como sucede en buena parte de las familias de los jugadores compulsivos.
"Parecía que era la que soportaba bastante bien todo en la casa: un esposo muy nervioso, pero muy trabajador; una hija con trastornos psiquiátricos y un hijo también con problemas -recordó Marietan-. En realidad, iba todas las tardes al bingo y gastaba su sueldo y la pensión de su madre, hasta que no le alcanzó y fue al trabajo de su esposo y le pidió al jefe que le prestara dinero sin decirle nada a su esposo porque él no se animaba a decirle que tenían problemas económicos. Le pidió también que se lo descontara del sueldo del marido en pequeños montos."
Finalmente, a los pocos meses, el jefe notó que algo no andaba bien con ella y habló con el marido. Ella admitió sólo entonces que jugaba desde hacía siete años. Cuando la familia le preguntó por qué lo había hecho, ella recurrió a la respuesta que, según los especialistas consultados, dan todos los ludópatas: "Pensaba que iba a ganar y a recuperar el dinero".
Ese "pensamiento mágico", como lo definió la psicóloga Débora Blanca, es lo que diferencia la ludopatía del resto de las adicciones. "El adicto al juego vuelve al casino a pesar de perder o ganar porque cree que esa vez va a tener suerte y podrá recuperar lo que perdió. Todo esto tiene que ver con creencias mágicas, además de todos los rituales que tiene, como la cábala de usar los mismos zapatos -dijo la especialista, directora del Centro de Investigación y Tratamiento de la Adicción al Juego Entrelazar-. Cuando el jugador se va del casino es porque perdió todo. Aunque se haga pis, tenga hambre o se sienta mal, sigue jugando porque cree que si se va de la máquina, otro puede ganar el fruto de su esfuerzo." Sin tiempo ni dinero
A diferencia del jugador social, el ludópata no juega por placer; no suele ir acompañado; pierde toda noción del tiempo mientras juega y, si hace algún cálculo de cuánto va a gastar, nunca lo cumple y recurre a cualquier estrategia para conseguir más dinero. Los pacientes suelen decir que la adrenalina que les produce jugar no la sienten con ninguna otra actividad. Pero eso, para Blanca, está más asociado con "una descarga que le produce alivio" que con el placer.
"Los ludópatas dicen que no tienen un problema con el juego, que pueden parar cuando quieran. Pero también dicen siempre que mañana van a ganar, que solamente es un problema de mala suerte y prometen parar cuando recuperen el dinero que perdieron", indicó Croce, que participó del I Encuentro Interinstitucional sobre Ludopatía y Abordajes Terapéuticos, organizado por la Facultad de Psicología de la UBA, Entrelazar y el Centro de Asistencia, Capacitación e Investigación en las Socioadicciones.
Esa aparente falta de conciencia del problema es, para Croce, porque esta adicción carece de una representación social como la adicción a las drogas o el alcohol. "No es visible socialmente; sólo afecta a la familia en la que ocurre y la realidad demuestra que eso sucede entre los de menos recursos, que esperan que el juego les cambie la vida", dijo.
Blanca estimó, según estudios publicados, que alrededor del 40% de los ludópatas tiene una predisposición a jugar compulsivamente y aclaró que la proliferación de las salas de juego "favorece la aparición de la enfermedad, pero que no la determina".
Factores como los antecedentes familiares de alguna adicción o un comportamiento compulsivo, pero también la necesidad, la falta de inquietudes y de opciones para el entretenimiento, además de una cultura que se afianza: "¿Hasta qué punto tiene sentido esforzarse, estudiar, trabajar y seguir adelante a pesar de los obstáculos?", planteó la psicóloga.

Alicia Verdi, psicóloga social y socioterapeuta en adicciones escribió algo que quiero compartir con todos...

Somos un equipo formado para concientizar a personas, grupos, instituciones sobre el tema de las conductas compulsivas que están instaladas en el seno de nuestra sociedad.

Consideramos que desde varios flancos, ámbitos, estamos siendo inoculados en forma permanente por símbolos que nos hacen creer que a través de la satisfacción instantánea y del pensamiento mágico podemos completarnos y satisfacer nuestras necesidades básicas afectivas, sociales e intelectuales.

A este embate no escapa ninguno de nosotros. La cuestión es cómo cada uno lo recibe, lo internalizar, qué decodifica y qué hace con él.

Los adultos tenemos en nuestra vida felicidad, inconvenientes, trabajo, dolores, tristezas, pérdidas y logros, etc. A través de cualquiera de estos aspectos se pueden filtrar mensajes engañosos que pueden hacernos creer que por una determinada vía solucionaremos nuestros problemas.

El exceso de información y la disponibilidad instantánea de símbolos con características mágicas pueden tentarnos a tomarlos como soluciones alternativas, placebo, etc.

Compramos y consumimos café, alcohol, aspirinas, té, revistas, ropa, jugamos pocker por Internet, cartas, vamos a hipódromo o al casino.
Todo esto es natural y está a nuestra disposición. La cuestión es que a través de adoptar alguno de estos caminos en forma sistemática considerando que nos calmamos o resolvimos algo, y desde aquí tal vez puede comenzar alguna conducta adictiva.

La verdad es que algunos lo pueden tomar como una distracción pasajera, y en otro se puede tornar adictivo.

Lo importante es detectar esta conducta adictiva que siempre tiene su base en un rasgo más profundo de la personalidad y es allí por donde se debe comenzar a preguntarnos qué está pasando.
La conducta adictiva es la punta del iceberg y nos tiene que llamar la atención.

Esto ocurre con los adultos y los adolescentes y niños. En los adultos nos encontramos frente a una personalidad definida instalada que habría que revisar e intentar corregir de ser necesario, con ayuda terapéutica y contención familiar.
Tenemos que reconocer que cuando esto ocurre es porque todo el núcleo familiar social está resultando disfuncional. Por esto el trabajo es de conjunto para ayudar al que está pasando por ese proceso adictivo.
El cariño, la comprensión, el acompañamiento, la paciencia, el llamar a las cosas por su nombre son actitudes necesarias para atravesar esta etapa. Dependerá de muchos factores el tiempo que llevará salir de la situación satisfactoriamente.
Es importante reconocer y aceptar la situación para empezar a corregirla, para desandar el camino que la condujo hasta ese lugar de conflicto. Suelen darse actitudes de negación y huida, para no reconocer lo propio en el desencadenamiento de la enfermedad.
Se tiende a considerar que es aceptable socialmente una determinada conducta, se dice, se le va a pasar, que es del momento, que todos lo hacen, y así cualquier otro tipo de justificativo que profundizan el problema en vez de caminar hacia un enfoque más adulto y positivo de la realidad.
Consultar con terapeutas especializados en el tema es fundamental y desde allí luego del análisis profundo y global de la situación, buscar la técnica de recuperación más adecuada para cada caso.
Desde nuestro lugar proponemos algunos tips naturales que colaboran con cualquier tipo de tratamiento y además funcionan como actitudes saludables para todos.

1. Cambiar la mirada sobre lo que nos pasa
2. Aceptar lo que está sucediendo
3. Pedir ayuda
4. Caminar, hacer ejercicios
5. Leer
6. Tomar agua, respirar concientemente
7. Hablar con amigos diferentes
8. Ir al zoológico
9. Ayudar a alguien desinteresadamente
10. Tener pensamientos positivos
11. Hacer lo que me gusta
12. Saber cuáles son mis preferencias
13. Vivir el momento presente al máximo
14. Utilizar todas nuestras capacidades cognitivas
15. Reconocer que yo soy esto hoy, pero que no soy este problema.
16. Soy un ser con todas las posibilidades para salir del problema.
17. Confiar en que los demás me ayudarán
18. Dejarme ayudar
19. Saber que me puede pasar a mí y le puede pasar a otros.
20. Evitar totalmente este tipo de conductas adictivas descriptas
21. Mirar hacia adentro de cada uno para buscar la causa profunda que nos lleva a adoptar estas modalidades
22. Ver el problema como una oportunidad, como un aviso de que tengo algo para cambiar, algo que ya no me sirve, que no es positivo para mí.
23. Saber que todo pasa.

El aspecto fundamental es reconocer una conducta adictiva en los chicos y adolescentes.
Lo ideal lo óptimo es la prevención, para lo cual deberemos hablar, escucharlos, verificar sus conductas, sus entretenimientos, amigos, salidas, elecciones, ser un ejemplo positivo para ellos, hablar de los conflictos con naturalidad y comprometernos con la educación.

Deberíamos poder identificar en la sociedad los mensajes mágicos, subliminales y los directos, y reconocerlos. Esto también forma parte de la educación de nuestros hijos y de nuestro compromiso social en general.
Por ejemplo en un chico, completar un álbum o dos de figuritas es una cosa, completar diez es otra.
Navegar una hora o dos en I, es una cosa, pasarse toda la noche es otra.
El otro día escuché a una chica en el colectivo adolescente, que le comentaba a sus compañeros de colegio que para ella Facebook era una droga y que no podía parar. Esto es el comienzo de una conducta adictiva.
Lo mismo con el vino, la cerveza, los celulares, el tabaco, los antibióticos, aspirinas, antidepresivos, juegos varios, casino, juego de caballos, máquinas de tragamonedas, exceso de trabajo, sexo, y otras drogas más pesadas.
Tengamos en cuenta que drogas son todas, unas afectan el comportamiento social personal y otras involucran a los demás y la seguridad física propia y de los demás.
La propuesta está, existe, es libre, el tema es cómo utilizarlo y para qué. La vida no pasa por ahí, ese es solo un aspecto, un dato más de la realidad.
Las drogas, la posibilidad de llegar a una conducta adictiva está y estará siempre porque forma parte de lo que los seres humanos hemos creado, el tema es qué tomamos de todo esto, qué dejamos entrar en nuestras vidas, y para qué.
Tenemos que saber que estas propuestas seguirán estando, y habrá cada día nuevas variedades de este sistema de comunicación y venta.
Tampoco pensar a mí no me va a pasar, no me tocará, le puede pasar a cualquiera. Hay personas o momentos de la vida más propensos a que algo de esto pueda sucedernos. Dependerá de nuestra estructura de personalidad y fortaleza saber que por ese camino no vamos a ser felices ni mejores.
No hay que negar nada, hay que administrar la información y la saturación que puede producirnos. Es importante no mentirnos y no anestesiarnos. Estar despiertos puede doler, pero tiene que ver con nuestra responsabilidad social, dentro de la familia y en los ámbitos comunitarios
La vida nos brinda múltiples posibilidades de desarrollo, no es necesario quedarse pegado a algo. Generalmente tenemos más potencial del que creemos.
Cada uno tiene que estar preparado para reconocer el significado de calidad de vida para sí mismo.

Esos padres ludópatas...

Los invito a leer lo que escribí en el Blog de Clarín.

El crecimiento de la ludopatía

Este artículo de La Nación me pareció rico por la información.
Desde el Coaching Creativo aplicado a la Ludopatía, pienso que lo importante es saber que el tema está en que el juego es una elección "quitapenas" igual que el alcohol, el cigarrillo, la droga, la compra compulsiva o lo que sea.
La adicción es la verbalización de lo que no se dice. Es poner en acto lo que no se expresa en palabras.
Por eso, hablar es fundamental para evitar caer en adicciones o conductas compulsivas o en socioadicciones.
Este es el artículo completo:
Juego online: auge, negocio y polémica
En los últimos tres años, una parte del negocio del póquer, la ruleta y las máquinas tragamonedas parece haberse mudado a la Red: con una expansión explosiva en el país, la oferta de apuestas en línea atrapa a un público cada vez más numeroso. Las cifras del fenómeno, el riesgo de las conductas compulsivas y el vacío legal en que operan las firmas del sector.
Por Lorena Oliva

Ruleta, póquer, tragamonedas, apuestas deportivas, lotería, bowling, carreras de caballos... Sólo basta un simple click de mouse para que una inmensa y sofisticada oferta de juegos de azar se despliegue en nuestra pantalla y nos haga creer, por un instante, que el tanto más inofensivo Solitario de Windows es cosa de la prehistoria.
Es que el mundo de los juegos de azar también se ha visto atravesado por el avance de las nuevas tecnologías, al igual que otros tantos rubros y aspectos de la vida cotidiana. Y a velocidad de vértigo: cuentan que el primer juego de azar en línea nació en Finlandia, en 1996. En nuestro país, el desembarco más o menos formal de las primeras empresas tuvo lugar unos diez años más tarde. Y en estos tres años su presencia en el mercado local -considerado por los expertos del sector como uno de los más atractivos de América latina por su potencial en materia tecnológica- ha crecido de manera tan explosiva que algunos de los pesos más pesados de la industria, como el empresario K Cristóbal López y el grupo español Codere, han realizado ya movidas estratégicas -o están por ahora a la expectativa-, a fin de ganar una posición de liderazgo en un mercado que, se descuenta, va a crecer de manera exponencial en los próximos años.
Dada la condición virtual y dinámica de Internet, no hay datos concluyentes sobre la cantidad de sitios web de juego online que ya operan en el país: la cifra oscila entre la treintena y los 300, según diversas fuentes, y todos actúan en un terreno de dudosa legalidad. Pero a esta oferta local hay que sumar la posibilidad que tienen los usuarios de acceder a los sitios internacionales de casinos virtuales, un universo ilimitado como puede comprobarse con sólo rastrearlos en un buscador.
La moda, el marketing publicitario y la posibilidad siempre tentadora de ganar dinero fácil le dan impulso a este boom comercial, pero también se lo dan el más sombrío costado de la privacidad y el anonimato que garantiza la Red, tras el cual pueden esconderse tanto la participación de menores como los riesgos de la ludopatía. En cualquier caso, es un hecho que el azar ha dejado de ser materia exclusiva de casinos, hipódromos y loterías para ingresar en los hogares de la mano de Internet. Y esta convergencia entre los juegos de azar y la tecnología, con todas sus particularidades y riesgos, apunta directo a un target específico, generalmente esquivo a la maquinaria del juego convencional: las jóvenes generaciones, especialmente seducidas por el póquer Texas Hold´em, una variante del póquer que, por ejemplo, ya convoca a 800.000 usuarios locales en la escuela gratuita de la mundialmente famosa Pokerstars, y a un millón y medio de argentinos en Facebook.
Fernando S. comenzó a jugar póquer por Internet en sus tiempos de estudiante secundario, cuando por una cuestión de edad todavía tenía vedado el ingreso a cualquier casino. "El póquer era muy popular entre mis compañeros. Jugábamos vía Internet. Nos contactábamos por chat y nos juntábamos a jugar", recuerda hoy, a sus 20 años. "El año pasado empezamos a dejar -agrega-. Porque nos divierte mucho más juntarnos en la casa de alguno a jugar por fichitas, nunca por plata", aclara, y en su aclaración deja entrever esa falta de aceptación popular que suele tener el mundo de las apuestas por dinero, a pesar de sus enormes esfuerzos por ser asociada con conceptos como el entretenimiento o la socialización.
Deporte y entretenimiento
También entre las empresas de juego online instaladas en nuestro país se percibe esta misma intención de combatir prejuicios y de ser asociadas, en cambio, con el entretenimiento familiar, inofensivo y alegre, y con las bondades del deporte. Todos los recursos publicitarios y tecnológicos apuntan en esa dirección.
"Lo nuestro no es gaming (apuestas en juegos de azar) sino entertaining . Contamos con tantos mecanismos de control para saber a quién tenemos del otro lado que, por eso mismo, no somos los favoritos de los grandes apostadores", asegura Andrés Wasserman, CEO de bwin, filial local de una empresa austríaca líder en apuestas online que desembarcó en nuestro país en 2006.
Aquel año, durante una gira internacional de Boca Juniors, podía verse el logo de bwin en la camiseta de los jugadores. Pero el asunto generó tanta polémica, debido a que ese esponsoreo no estaba autorizado por la AFA, que rápidamente fue eliminado. Pokerstars utilizó una estrategia similar de penetración en el mercado local, pero en la camiseta de River Plate. Y también hubo polémica. Pero como la firma se presenta como una escuela gratuita de póquer, las objeciones no prosperaron.
"Es cierto que en el mercado del juego online pesa mucho la cuestión generacional -analiza Wasserman, de bwin-. Pero en líneas generales formamos parte de una sociedad más tecnológica, que gusta de un juego más sofisticado. Este es un producto de nicho, pensado para un público ABC 1 y C 2. Se necesita tiempo, hay que tener banda ancha y un cierto conocimiento de la tecnología."
En su sitio web, bwin también ofrece la posibilidad de jugar al póquer, entre otros juegos de casino, así como la realización de apuestas deportivas. Esta empresa, VCApuestas y Pálpitos Deportivos son las únicas que funcionan con algún tipo de respaldo legal, al haber celebrado acuerdos con alguna lotería provincial. Sin embargo, ante la falta de una ley nacional que regule la actividad, suelen ser consideradas ilegales por buena parte de los operadores y funcionarios del sector (ver recuadro).
Distinto es el caso de la escuela de póquer Pokerstars, que en los últimos tiempos ha hecho una inversión millonaria en publicidad y esponsoreo a través de la cual convoca no sólo a aprender la variante Texas Hold´em sino también a participar en los torneos presenciales que organiza, y en los que sí circula dinero.
Podría haber otra apuesta detrás de esta estrategia. Según aseguraron fuentes del sector, que prefirieron no ser nombradas, la razón por la que Pokerstars invierte tanto dinero en su escuela gratuita de póquer -Pokerstars.net- es simple: "Con eso apuesta a que, sobre la marcha, el usuario se aburra de jugar en forma ficticia y quiera hacerlo por dinero real. Y entonces, además de los torneos presenciales, cuenta con su variante online - Pokerstars.com -".
Por política de la empresa, los únicos voceros de Pokerstars son sus jugadores más experimentados. Sin embargo, LA NACION pudo saber que los usuarios argentinos tienen vedada la participación en el dominio Pokerstars.com por decisión de la propia empresa, hasta tanto existan leyes en el país que regulen el mercado de los juegos de azar virtuales. Claro que hay excepciones: si el jugador tiene una cuenta bancaria en el exterior, puede salvar todas las barreras.
El resto de los sitios web de juegos y apuestas funcionan sin ningún permiso, en algunos casos ofreciendo sus servicios en forma gratuita y con la opción de vivir la experiencia del juego apostando dinero ficticio, aunque la gran mayoría también ofrece la alternativa de jugar con dinero real. Sólo basta con tener una tarjeta de crédito para hacerlo.
En resumidas cuentas, a pesar de que se trata de una industria que mueve miles de millones en el mundo -el año pasado, el volumen de juego online superó los 12.000 millones de euros a nivel global, de acuerdo con algunas estimaciones-, su desarrollo local todavía está, valga la redundancia, de alguna manera librado al azar.
El volumen de dinero que maneja la industria del juego real no es para nada menor. Fuentes del mercado estiman que en 2008 generó en la Argentina ingresos por 3400 millones de dólares. Y aunque nadie se atreve a difundir cifras de lo que ocurre en el mundo virtual, esa sola cifra nos habla de un mercado potencial muy apetecible.
A la espera de una ley
Otra vez, la falta de una ley específica es lo que por ahora frena las apuestas sobre el mundo virtual de algunos de los principales actores de la industria del juego real, según ellos mismos explican. Hablamos de empresas como el grupo español Codere, que opera 14 bingos en la provincia de Buenos Aires, y la firma Casino Club, de Cristóbal López, dueña, entre otras cosas, de 11 casinos y 14 salas de tragamonedas.
"Nosotros compramos la firma Tecno Acción en sociedad con otras empresas mirando a futuro, para incursionar en la industria online cuando estén dadas las condiciones en materia regulatoria. Vemos que su crecimiento es monstruoso en el mundo", señala Ricardo Benedicto, socio de López en Casino Club.
A nivel mundial, el monto jugado en forma virtual representa casi el 6 por ciento del total jugado, de acuerdo con estimaciones de la consultora internacional H2 Gambling Capital. En dos años se espera que este porcentaje trepe al 8 por ciento, aunque su techo rondaría el 10 por ciento. Es que, como afirman diferentes operadores consultados, no estamos aquí ante una misma experiencia -el juego- vivenciada en dos plataformas diferentes -la real y la virtual-, sino ante dos experiencias bien diferentes.
"No creemos que el juego online sustituya necesariamente la posibilidad de juego situado en ámbitos de socialización como pueden ser las salas de entretenimiento. Tenderán a convivir pero son experiencias distintas. Si bien existe un componente generacional, asociado principalmente al uso de Internet y de la tecnología por los jóvenes, las salas de juego tradicionales siguen ofreciendo un programa de entretenimiento social, una salida con amigos, el contacto directo con otros", observa Juan Pablo Peredo, director de Relaciones Externas de Codere Argentina S.A.
La experiencia de Sara H., de 60 años, guarda relación estrecha con este análisis. Sara suele visitar casinos online como una forma de pasatiempo a la que no le dedica demasiado espacio. "Me encanta la timba, mi pasión siempre fue la ruleta. Voy al casino, pero no tan seguido porque no tengo presupuesto. Entonces juego por Internet, pero un rato, porque la experiencia es otra y, al no jugar por dinero llega un punto en el que me aburro", explica esta ama de casa que se esmera en explicar que lo suyo es por pura diversión. "Nada compulsivo, eh?", acota.
Pero no siempre es lo que ocurre. Una oferta desmedida en Internet con un soporte mediático y publicitario bien amplio y aceitado puede disparar conductas compulsivas si quien está frente a la computadora es alguien vulnerable a este tipo de manipulaciones de la conducta o padece determinadas patologías de base, como depresiones o una propensión a las adicciones.
"No podemos negar el avance que ha significado Internet para la vida. Por otro lado, el juego en sí mismo no es malo. El problema es el uso que puede llegar a darle a esa oferta virtual una persona con problemas afectivos, de soledad, o que está tratando de superar su adicción al juego. Ya no hace falta ir al hipódromo, se ve la carrera por TV y se apuesta a través de la computadora o del celular. Toda esta sobreexposición funciona como una tentación para el jugador compulsivo", alerta la psiquiatra y médica legista Susana Calero.
A su entender, más allá del potencial riesgo que la sobreexposición de esta industria supone para jugadores compulsivos, el actual contexto también es riesgoso entre los más jóvenes.
"Cuanto más manejan la tecnología, más la utilizan, hasta terminar jugando al fútbol virtual. El problema es lo que dejan, que es el tiempo para la vida entre amigos o al aire libre, sobre todo si pensamos que el Estado no está haciendo prevención primaria de los riesgos del juego online ", señala Calero. "Se habla mucho de las adicciones al juego real, pero a pesar de que el juego virtual está muy explotado desde las publicidades y los programas televisivos, nadie habla sobre sus riesgos", agrega Calero, que también es jefa del servicio de adicciones del hospital Alvarez y directora del Centro de Asistencia, Capacitación e Investigación de las Socioadicciones (Cacis).
Pero existen otros riesgos, que tienen que ver además con la responsabilidad de las empresas. "Con los juegos de azar en línea es más probable que los proveedores no estén en condiciones de verificar la identidad del consumidor, ya que la persona que utiliza una tarjeta de crédito u otro medio de pago puede no ser su legítima propietaria. Es más difícil supervisar a los clientes en comparación con los juegos de azar convencionales, donde es posible ver si se trata de un menor de edad, si se encuentra en estado de embriaguez, si ha consumido sustancias tóxicas o si está afectado por el juego compulsivo", señala Héctor Fontanella, director del sitio www.ZonadeAzar.com , de información sobre la industria.
Entre las diferentes conductas posibles que puede tomar el usuario frente a la diversidad de la oferta online , que abarcan desde el uso como mero entretenimiento a la compulsión, la difusión del póquer trajo consigo una práctica novedosa: la del juego profesional.
Basta una recorrida más o menos superficial por los sitios relacionados con este juego para encontrarnos con una considerable cantidad de jugadores que se autoproclaman profesionales. De hecho, Pokerstars cuenta con su Team Pro, integrado por jugadores de diferentes países que realizan giras, participan de campeonatos e intentan cambiar la forma tradicional de mirar al póquer.
Absolutamente contrarios a aceptar que el póquer sea considerado un juego de azar, estos jugadores pueden llegar a admitir que se lo considere un juego de habilidad. Aunque prefieren llamarlo deporte. "El deporte es toda actividad que se caracteriza por tener requerimiento físico, agudeza mental o equipamiento. Requiere además estar institucionalizado a través de clubes o federaciones, exigir competencia con uno mismo o con otros y contar con un conjunto de reglas definidas y conocidas por todos. El póquer cuenta con todos estos requisitos. Es claro que también tiene una cuota de azar. Pero ¿qué deporte no la tiene?", argumenta Leo Fernández, integrante argentino del Team Pro.
Ya sea vivida como profesión, entretenimiento o compulsión, la experiencia del juego online , motorizada por una industria millonaria, se expande en el país librada a su suerte. El Estado, por ahora, mira con cara de póquer.
300 Sitios relevados
Aunque no hay cifras oficiales, los relevamientos informales sitúan en esa cifra el número de sitios de juegos de azar en el país.
6 % Del juego real
A nivel mundial, el negocio del juego online representa un porcentaje menor del juego real, pero se encuentra en rápido crecimiento.
3400 Millones de dólares
Ese fue el volumen del negocio del juego real en 2008 en el país. Se espera que el juego virtual siga la tendencia mundial.
Los tres grandes de la oferta virtual Póquer
Proliferan las escuelas de póquer y los sitios de juego por dinero. El sitio Pokerstars es la mayor sala virtual del mundo con un correlato en la vida real: organiza torneos presenciales.
Apuestas deportivas
Pese al vacío legal imperante, tres sitios funcionan mediante acuerdos con las provincias de Misiones y Tucumán y ofrecen la posibilidad de hacer apuestas deportivas.
Casino online
Ruleta, Black Jack, tragamonedas... la oferta de juegos de casino en la Red es amplia y sofisticada, pero buena parte opera en la ilegalidad.